domingo, 3 de mayo de 2009

Sólo, muy sólo, en la oscuridad...

Hacía muchísimo tiempo, es verdad, que no escribía aquí, más de un mes. Me he decidido para hablar, en definitiva, un poco de lo de siempre, pues a fin de cuentas es el motivo por el que este blog está creado. El caso es que el viernes me bajé la demo del Alone in the Dark para PS3, a ver qué tal estaba.

Desde luego, en gráficos dista un abismo entre ambos juegos, y lo mismo en diseño, sonido... pero, sin embargo, creo que prefiero más el original de Infogrames al nuevo de Atari (aunque, curiosamente, se trata de exactamente la misma empresa).

¿Y por qué lo prefiero? A fin de cuentas el Edward Carnby (mis disculpas si lo he escrito mal) de 1993 no podía hacer ni la mitad de las cosas que el del 2008, el número de polígonos se podían contar y bueno... escenas cinemáticas tenía tirando a bien pocas.

Y sin embargo, lo prefiero.

Los videojuegos ha pasado un poco como el cine. Se busca el espectáculo, la virguería técnica por encima de todo. Y si sale bien, es una obra de arte, pero el problema es que tiene que salir bien, y eso es más complicado de lo que parece. No importa el presupuesto que se tenga, no importa las fuentes de que se beban ni los nombres propios conocidos y reconocidos con que cuentes. Un videojuego no es una sucesión de imágenes estéticamente bellas e impactantes. Un videojuego no es un doblaje perfecto con unos actores profesionales. Un videojuego no son unas melodías dignas de ganar un Gramy y unos efectos sonoros hiperrealistas y espectaculares. Sí, todo eso ayuda a hacer un buen juego, pero, al igual que en el cine, la buena realización técnica sólo asegura que el producto entre él sólo por los ojos, pero no que sea un buen producto que vaya a crear escuela.

Como obra plástica, el Alone in the Dark de 2008 es infinitamente superior a la vetusta primera parte de 1993. Pero como videojuego, el clásico original de hace 15 años le da sopas con hondas al nuevo juego de 2008.

Y eso es lo que me revienta. Que juegos tan simples, sencillos y cutres como los que se podían ver en los tiempos de los 8 bits o incluso con los 16 bits puedan llegar a enganchar más y ser mucho más divertidos que las mega producciones actuales de cientos de personas trabajando en ellas y con un presupuesto de muchos millones de dólares.

El problema, como siempre, es qué hace que un juego sea bueno o no. Los gráficos se pueden "medir", es decir, puedes ver imágenes, vídeos, demos, presentaciones... y puedes ver cuál luce mejor. Lo mismo con el sonido. Dentro de la subjetividad de valorar un videojuego, el apartado técnico es lo más simple y objetivo de valorar. Sin embargo, lo que antes se llamaba la adictividad de un juego es lo que es tan casi imposible de medir. Es algo que no se puede comprar. Si tienes un juego aburrido, si le metes más dinero y programadores, grafistas, animadores, técnicos de sonido y demás no vas a mejorarlo. Es decir, mejorará desde un punto de vista técnico, pero el juego seguirá siendo un pestiño.

Por eso, por muy espectaculares que luzcan los juegos actuales (y ojo, que lucen MUY espectaculares), muchas veces prefiero los clásicos. Y no es que antes todos los juegos fueran buenos, porque de hecho pasaba justo lo contrario, hacer un juego era sencillo y había morralla a punta pala, pensad en toda la bazofia que sale para Wii y DS y multiplicadlo por 10. Sin embargo, entre tanta porquería salían muchos más juegos redondos, y son esos juegos redondos convertidos en clásicos tras el paso de los años los que echo de verdad de menos. Porque eran juegos que transmitían, que hacían que te olvidaras de cualquier limitación técnica que tuvieran y los jugaras una y otra vez hasta cansarte, disfrutando cada segundo que pasabas con ellos. Y, por desgracia, entre tanto polígono, guión, ambientación y demás se ha perdido esa esencia del juego.

2 comentarios:

Ryotaro dijo...

La verdad es que te doy la razon. Me gusto mucho mas la primera parte de infogrames, que la ultima, incluso Alone in the dark 4 para psx y ps2 y bueno mas consolas, fue un completo truño. Me hace mucha gracia, cuando voy en el autobus con la psp, y alguno suelta un suspiro por que me ve jugando al punch out con un emulador de Nes. Los juegos de antes, eran simples programas de entretenimiento. Pero ahora son como producciones de cine. Y aunque muchas estén muy pero que muy bien, Siempre tendremos el recuerdo de viejas joyas que por mucho que juguemos nunca se aburren.

Vampirro dijo...

Personalmente, creo que el problema está en que ahora hacer un videojuego es algo muy caro mientras que antes tres adolescentes se juntaban y podían hacer un juego de calidad profesional (pienso por ejemplo en Dinamic).

Ahora hay muchísima más gente que antes dedicada al mundo de los videojuegos, pero curiosamente no hay más juegos, sino que estos se han hecho más grandes y emplean a mucha más gente.

Por lo tanto, antes lo que había era una miríada de juegos diferentes (aunque algunos eran clones descarados), muchos de ellos pura basura. Pero al haber tanta variedad, cada mes salían varios juegos buenos de verdad.

Ahora en cambio en la industria "pesada" del videojuego las cosas han cambiado. Lejos de tener decenas de lanzamientos cada semana tenemos un número limitado de títulos cada año.

Con la cantidad de recursos que se dedican, estos juegos suelen estar muy pulidos y trabajados, sin embargo crear un buen videojuego no es una ciencia sino un arte. No es una pieza de ingeniería, sino que un buen videojuego tiene un alma, una esencia que es lo que le hace especial y que te anima a jugarlo una vez tras otra.

Y es ahí donde se falla. Los juegos ahora no poseen alma, no tienen la mayoría personalidad propia. Entran por los ojos, pero sin embargo a las pocas horas de juego pierden su atractivo.

Ayer estuve viendo unos juegos antiguos, de principios de los 90, para PC. Jugué de nuevo al Doom original, que yo recordaba como espectacular a nivel gráfico en aquellos entonces y ahora no podía evitar sonreír al ver los disparos o las explosiones y cosas así. Y, sin embargo, me he tirado media hora seguida pegando tiros sin parar. Con el Crysis a los 20 minutos seguidos ya estoy un poco cansado y al final acabo echando otro rato a otro juego.