lunes, 23 de marzo de 2009

Los niños y los juegos

Tras mis dos últimas entradas en las que hablo de cosas encontradas en la prensa general alertando sobre los videojuegos a la población (o por lo menos a sus oyentes), voy a intentar dar mi visión razonada del tema.

A fin de cuentas, estudios que intentan demostrar que los videojuegos son buenos o malos hay muchos, algunos son serios y otros no. A mí personalmente me han parecido más serios los estudios que suelen hablar bien de los videojuegos, pero claro, mi opinión también es sesgada y seguramente tienda a valorar con más facilidad aquello que confirma mi postura que lo que no.

Yo no tengo hijos pero estoy en edad de empezar a pensar muy seriamente el tener churumbeles. Y cuando los tenga, ¿les dejaría jugar? La respuesta es, sin duda, un rotundo sí. ¿A cualquier cosa? Ah, esto ya es otra cuestión.

Del mismo modo que el cine tiene sus edades, incluso la música la tiene, los videojuegos también. Los hay que intentan estimular la imaginación, la capacidad de abstracción... y los hay que simplemente son un divertimento.

¿Son todos malos? ¿El Tetris puede inducir a la locura? ¿El Pang? ¿Es el problema los juegos violentos? Bueno, desde bien pequeño he podido disfrutar de los juegos, y he luchado, combatido, matado y aniquilado a toda clase de enemigos, en algunos juegos de forma más humorística, como puede ser el Aladdin de Disney, y en otros de forma un poco más sangrienta, como Mortal Kombat o mi nunca suficientemente añorado Doom II.

Y sin embargo, jamás se me ha pasado por la cabeza hacerle daño a nadie, no digamos ya matar a algún ser humano.

Es básicamente el mismo problema que surgió cuando yo tenía 13 años y se produjo el asesinato del rol. Hubo toda clase de dilemas, expertos hablando y diciendo auténticas tonterías sobre lo perjudiciales que eran los juegos de rol, y con los años se ha visto que no sólo no son malos por sí, sino que incluso pueden ser muy adecuados para el crecimiento y maduración de determinados niños/adolescentes.

Pero sin embargo, mis padres no nos dejaron acercarnos a un libro de rol durante años. Por si acaso. Incluso el Hero Quest, juego de tablero basado en un mundo de espada y brujería, era observado sospechosamente porque se suponía que era un juego de rol.

El problema creo que es básicamente que aquellos que demonizan los videojuegos son aquellos que nunca los han jugado. Para ellos es un elemento extraño que no comprenden, y por lo tanto satanizan consciente o inconscientemente.

Cualquiera que le haya dedicado un rato a matar marcianos se habrá dado cuenta que no por ello le ha entrado un ansia asesina. ¿Que ha habido casos así? Sí, pero el sexo produce muchos más crímenes y muertes y sin embargo no castramos a los recién nacidos para evitarlos. Porque, se supone, estos son casos puntuales, y con una buena educación probablemente se puedan evitar.

Y ya que saco el tema de la educación, antes se nos educaba en casa, siendo nuestra madre la que cargaba con el principal peso de la misma. Una de las cosas que se nos enseñaba desde pequeños era el respeto a las personas mayores. Cuando en el colegio un profesor te ponía un castigo te la habías cargado, porque si dicho castigo llegaba a oídos de tus padres (y los profesores, salvo que fueran cosas muy leves, se encargaban de que así fuera), estos aparte ampliaban dicho castigo.

Ahora lo normal es que los niños hagan lo que quieran. Pueden incluso hasta insultar o agredir a profesores, y prácticamente no les pasa nada. Ni siquiera pueden ser castigados. Si un profesor intenta hacerse respetar casi seguro que tendrá un montón de padres desautorizándole, tal vez incluso agrediéndole o denunciándole.

Si yo hubiera hecho algo y me hubiese visto un adulto, me habría dado un guantazo, me habría llevado a mis padres, les habría contado lo que yo había hecho y me habría llevado probablemente otro de mis padres más un castigo. No es que esté a favor de la agresión física como medio de educación, pero hoy en día te pueden quitar la custodia de un hijo si se te ocurre levantarle la mano. Los niños están superprotegidos, lo saben y se aprobechan.

Pero la culpa, curiosamente, es de los videojuegos. Como en mi preadolescencia lo fueron los juegos de rol. Como antes incluso lo fue el cine. Como en el futuro lo será vete tú a saber qué. Siempre hay algo a lo que echarle la culpa, siempre lo ha habido y siempre lo habrá. Porque es más sencillo prohibir los videojuegos que enseñar a toda la sociedad que está perdiendo sus valores, los verdaderamente importantes.

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