lunes, 9 de febrero de 2009

El cuenta cuentos

Ya me he quejado alguna vez de una cosa que creo que es un error. ¿De qué hablo? De las historias en los juegos de pegar tiros.

Veamos, cuando alguien se compra lo que muchos denominan shooters, ¿qué esperan encontrar? Yo podría decirse que vi nacer el género desde principios de los 90, por lo que lo que más valoro del mismo es la acción a raudales.

Ahí tenemos infinidad de juegos clásicos como Doom, Wolfestein 3D, Rise of the Triad, Duke Nukem 3D, Quake y tantos y tantos otros, en los que el argumento es básico y sencillo (nos invaden alienígenas, estás en una prisión nazi, estás en una isla tomada por una secta...). Y no necesitabas nada más, sólo enemigos a los que disparar.

Pero entonces llegó el Half Life y todo cambió. El juego ya no era sólo liarse a pegar tiros, sino que tenía historia. Ah, genial, un buen argumento siempre está bien...

...salvo que quieras jugar a un juego de pegar tiros y durante 45 minutos no hayas pegado ni uno solo.

Por eso el Half Life sólo lo jugué 45 minutos. Menos mal que lo había alquilado antes, así sólo me gasté las 300 pesetas que me costó el alquiler. Después lo desinstalé y me eché una partida... no recuerdo a qué juego. En el que igual no sabía por qué tenía que disparar, pero me resultaba mucho más divertido de jugar que no el coñazo de intro del título de Valve.

El problema es que ahora todos los juegos tienen historia, y si no la tienen entonces son desdeñados por no tenerla. ¿Eso es malo? Pues hombre, no tiene por qué... siempre que la historia sirva para enriquecer la acción, no para convertirse en la protagonista del juego.

A fin de cuentas, un shooter consiste en disparar, en pegar tiros, en matar gente o bichos o lo que sea que te aparezca en pantalla y que se pueda morir. No es para que te cuenten historias, no son películas interactivas intercaladas con un poco de acción.

Por eso ni siquiera me he dignado a mirar el Half Life 2. Más que nada por cuestión de principios. Quiero que me devuelvan la acción y me dejen de cuentos. Cuando quiera historias, jugaré a las aventuras gráficas, que para eso están...

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