El pasado 27 de Agosto, sobre las 9 de la noche, la familia Norris, se disponían a visitar a unos parientes de Illinois, entre los que ignoramos si se encontraba el tío Chuck o se encontraba dando patadas giratorias. Papá y mamá Norris cantaban para hacer menos soporífero el viaje a sus tres retoños, “Alabaré, alabaré… alaaaaabaré a mi Señor”… cuando de repente el Jeep Grand Cherokee en el que se desplazaban se encontró de frente con un ciervo y, haciendo caso omiso a los consejos ofrecidos en Planet Terror, el señor Norris improvisó una maniobra de escape que le llevó a salirse del arcén, chocar contra un quitamiedos y dar más de veinte vueltas de campana, según testigos presenciales, hasta quedar parado y con el techo en aplastando un campo de legumbres a más de 200m. del lugar del incidente.
Imaginad el cuadro: papá Norris empotrado en el volante, mamá Norris con medio cuerpo saliendo por la ventanilla, los hermanos pequeños con pipí encima. Gracias a la heroicidad de la pequeña Audrey, que en tales momentos de angustia supo mantener la cabeza fría y a través de la luna trasera, destrozada a causa del impacto tras 50 vueltas de campana, escaló hasta salir del vehículo y desde allí consiguió rescatar a sus padres y a sus dos hermanitos.
Mamá Norris, en unas declaraciones posteriores al accidente, se ha declarado conmovido por el heroico acto de su hijita y, preguntada sobre las motivaciones que han llevado a una jovencita de 11 años a escalar por la ventanilla trasera del vehículo y rescatar a toda su familia, mamá Norris no dudó en responder (esto es real):
Ella sólo sabía cómo hacerlo, por jugar a Grand Theft Auto. Allí vio que cuando un coche se gira puede explotar y sabía que nos podía pasar a nosotros
La moraleja, amigos míos. Hasta del mismísimo Satanás se pueden aprender actos valerosos, actos por los que una madre se pueda enorgullecer de sus hijos; hasta de las historias más sangrientas se pueden sacar enseñanzas que nos sean útiles para sobrevivir en las circunstancias más extremas. Alabad conmigo al Señor, hermanos. Alabad a Rockstar.
El artículo original (que como digo, está fusilado aquí menos el principio) lo podéis encontrar en Akihabara Blues.
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