martes, 16 de septiembre de 2008

El verdadero fin de la Dreamcast

Leo en Anait Games que Peter Moore, actual videpresidente de EA y antiguo pez gordo de SEGA, que él se reconoce como el principal responsable de la muerte de la consola. Y... ¿cuáles han sido las circunstancias que hicieron que SEGA se olvidara del hardware y finiquitara una de las mejores consolas de todos los tiempos? Bien, en palabras de Peter Moore:

Los primeros 18 meses fueron tremendos. Dreamcast estaba on fire — realmente pensábamos que lo íbamos a conseguir. Pero entonces nos mandaron un nuevo objetivo desde Japón que decía que debíamos ganar X miles de millones de dólares para las próximas vacaciones y vender X millones de unidades de hardware, o el negocio no iba a poder sostenerse.

Veníamos de un fracaso monumental con la Saturn, así que el consumidor mostraba una actitud escéptica justificada. Teníamos que labrarnos una posición, una campaña creativa, una estrategia e precios y distribución, o hasta decidir si colocábamos el módem dentro de la consola o lo convertíamos en un periférico externo.


Era un juego de apuestas muy altas. SEGA tenía la opción de inyectar más dinero y arriesgarse a caer en bancarrota, pero decidieron que querían vivir y seguir luchando otro día. Así que nos lamimos las heridas, y fuimos a Sony y Nintendo a pedirles kits de desarrollo.
Así que el 31 de enero de 2001 dijimos que SEGA abandonaba el hardware.

Estábamos vendiendo 50.000 unidades al día, luego 60.000, después 100.000, pero seguía sin ser suficiente como para alcanzar la masa crítica necesaria para aguantar el lanzamiento de la PS2. En cualquier caso yo tuve que tomar la decisión, no los japoneses. Tuve que despedir a mucha gente, no fue un día precisamente bonito.


Bien, creo que sus palabras son más que suficientes para entender el motivo por el que SEGA abandonaba el mercado del hardware y se pasaba exclusivamente al software. Con la Dreamcast se jugaban su futuro en el terreno del hardware. El objetivo estaba claro, había que conseguir un mínimo de consolas vendidas para cuando llegara la PS2 (es la misma estrategia que ha seguido Microsoft con la 360) y no se consiguió. Entonces SEGA tuvo que elegir entre dar carpetazo y eliminar todo rastro de lo que habían sido los últimos sueños y esperanzas de la compañía o echar toda la carne en el asador y ligar el destino de SEGA a la Dreamcast, fuera cual fuese dicho destino.

Bien, dicha decisión quedó tomada el 31 de enero de 2001, y se decidió por la solución más drástica: cortar de raíz todo vínculo con la Dreamcast. Movimiento especialmente doloroso porque la Dreamcast no estaba siendo un fracaso, sólo que SEGA no estaba segura de que esta pudiera aguantar el empuje de Sony y su PS2, y ante el temor de que la lucha la barriera definitivamente decidió no presentar batalla y aliarse con el enemigo.

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