lunes, 13 de octubre de 2008

Cuando la realidad destroza a la ficción...

Desde hace muchos años, se sigue una carrera para dotar de mayor realismo a los juegos. Que si gráficos hiperrealista, físicas que simulan la realidad... el objetivo es hacer el juego lo más real posible (y perdón por cargar este párrafo con tanta realidad...).

Sin embargo, ¿el realismo en los juegos es bueno o deseable? Pues, desde mi humilde opinión, depende.

Por ejemplo, en un simulador de vuelo, o de conducción, o de cualquier otra cosa, el realismo es imprescindible, porque hablamos de un simulador, y el que pretende jugar a estos juegos debería ser consciente que el objetivo es simular la realidad más que hacer pasar un rato divertido.

También en algunos juegos de estrategia acercarse a la realidad lo máximo posible es bueno. Hablo sobre todo de los juegos más sesudos, del estilo de los wargames que imitan los juegos de tablero, con un tablero con casillas e infinidad de parámetros. El tipo de realismo que se busca es distinto, no tanto simular la realidad física como la realidad histórica.

Pero en la mayoría de los juegos, un gran realismo no es tan deseable. Por ejemplo, ¿dónde está el realismo del Tetris? Fichas que caen (sin gravedad, no hay aceleración) y ya está. Juego simple, sencillo y que no necesita más, y desde que salió allá por los lejanos años 80 ha estado entreteniendo a millones de personas por todo el mundo (si no todas, la grandísima mayoría de plataformas habidas y por haber han tenido al menos una versión de este juego).

O el Pac-man. ¿Qué clase de realismo tiene? Ninguno, y sin embargo me parece infinitamente más divertido que la mayoría de versiones actuales en 3D con simulación física tanto de la gravedad como de sistemas de partículas para los fluídos.

Y no es necesario irse tan lejos. ¿Qué pasaría si en Gears of War se simulara mejor la realidad? Pues que de uno o dos disparos como mucho nos moriríamos. Y eso sin contar con que no nos deberíamos curar así como así. Con un disparo en la pierna, no deberíamos correr mucho. Con un disparo en los brazos, despedíos que utilizar el fusil para disparar. Con un disparo en el pecho, deberíamos estar en el suelo esperando que nos atendieran rápido o si no morir. Pero eso no sería divertido, no en un juego así, ¿verdad? Entonces... ¿por qué hacerlo más real?

Lo bueno de los juegos es que puedes inventar el mundo que quieras, con las reglas que quieras. Y sin embargo, nos empeñamos en querer jugar a ser nosotros mismos. Para jugar con la realidad ya tenemos la realidad, así que no nos obsesionemos tanto con matar la ficción con ella...

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