
De todos es bien sabido que pocas cosas se venden mejor que un juego basado en una reconocida franquicia, en un deportista que esté en lo más alto o en una película, pero claro, como en 1982 no había todavía franquicias de prestigio sólo nos quedaba como seguro de ventas a los deportistas y a las películas.
¿Y cuál era la película de más éxito del momento? Efectivamente, ET, el extraterrestre. Por lo tanto, el presidente de la Warner (empresa que compró Atari en 1976), Steve Ross, contactó con Spielberg para obtener los derechos necesarios para crear un videojuego sobre la película.
Esta fue una iniciativa de Ross, y cuando le preguntó al CEO de Atari, Ray Kassar, este le dijo que era una idea estúpida porque nunca habían hecho un juego de acción basado en una película. Aun así, se decidió seguir adelante con el proyecto, y el diseñador elegido fue una petición de Spielberg, Howard Scott Warshaw, porque le gustó mucho su trabajo en la adaptación de la primera película de Indiana Jones.
La idea era presentar el juego para la campaña de Navidad, pero para eso tenía que estar listo para el 1 de septiembre y sólo quedaban cinco semanas (los tiempos de desarrollo se medían en meses. El juego de Indiana Jones, concretamente, tardó 7). Warshaw aceptó el encargo, se rumorea que por $200.000 de la época y un viaje con todos los gastos pagados a Hawai.
El buen hombre hizo lo que pudo, y talento tenía, pero el proyecto era demasiado ambicioso, en especial con el tiempo que había de desarrollo, por lo que cuando salió al mercado el juego tenía más bugs que una beta de Windows 95, tantos que era prácticamente injugable.
No obstante, Atari esperaba que tratándose de una licencia tan jugosa como ET el juego se vendiese como rosquillas y por ello fabricó cinco millones de copias del juego (había diez millones de consolas vendidas).

En septiembre de 1983 saltó a la luz la noticia de que Atari estaba enterrando gran cantidad de juegos en el desierto de Nuevo México. Se armó bastante revuelo y Atari ordenó taparlo todo con una generosa capa de hormigón. Aunque los motivos alegados eran un cambio generacional en su consola, la realidad fue que la carga que suponía el almacenaje de tal cantidad de juegos invendidos o devueltos era enorme, y lo de taparlos con hormigón era porque lo último que querían es que algún niño intentara encontrarlos y se lastimara o muriera en el intento, cosa que habría horrorizado a la compañía.
Como legado, este juego ha dejado una auténtica leyenda negra. Supuso el principio del fin para Atari, en aquel momento la total y absoluta empresa dominante en el mundo de los videojuegos y cuyos ingresos ya suponían un tercio de lo facturado por la Warner. Y con ella Atari estuvo a punto de llevarse por delante la incipiente industria del videojuego, crisis que perduró hasta el auge de Nintendo.
Aquí os dejo un pequeño vídeo donde podéis ver las bondades de este histórico juego...
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