domingo, 11 de enero de 2009

Lo que hacía que no jugaba a un buen JDR...

Iba yo un día feliz paseando con mi novia por la zona centro de Madrid cuando pasamos por una tienda de videojuegos. Pasamos a ver qué encontraba y entre los numerosos juegos que me llamaban la atención vi el juego Mass Effect. En principio los JDR no son mis preferidos, y en esos incluyo los de Bioware. Me gustó el primer Baldur's Gate y jugué bastante al Icewind Dale, pero no me hizo mucha gracia el Never Winter Nights y tampoco me terminó de convencer el Baldur's Gate II, cuando después de varias horas jugadas y muchas vueltas, bichos y diálogos con personajes no jugadores me encontraba todavía en el nivel de introducción y ya estaba cansado de vagabundear por la mazmorra del mago que me tenía secuestrado y de la que intentaba escapar.

Pero el caso es que a mi novia sí le gustan esos juegos. Bueno, ella habla más de clásicos como el Ultima VII o el Eye of the Beholder de la primera mita de los 90 ambos, así que decidí comprarlo y darle una oportunidad. Después de algunos problemas técnicos (el juego no se llevaba bien con mi versión de Windows y hubo que bajarse un parche) ya tenía el juego funcionando.

Así que, aunque en principio este Mass Effect iba a ser para que jugara ella, ya que estaba iba a probarlo, ¿no? Que a fin de cuentas sus buenos 49,95 € me había costado. Pues nada, configuro mi personaje y empieza el juego. Y ante mí se extiende un mundo complejo, profundo, absorvente, inquietante, abierto, lleno de posibilidades por explorar.

Ni que decir tiene que desde el principio me ha enganchado. Pese a que es un port de consola (salió unos meses antes en 360), Bioware ha hecho un excelente trabajo, aunque a fin de cuentas tienen muchísima más experiencia desarrollando juegos para PC que para consola, y por el tamaño y profundidad de este juego estoy convencido de que más que un port ha sido un desarrollo en paralelo o casi, pero bueno.

A diferencia del Baldur's Gate II, aquí siempre están pasando cosas nuevas y no te tiras horas, horas y horas muertas en un mismo sitio intentando cumplir la misma misión hasta hartarte. Para todo aquel que quiera dedicarle tiempo a descubrir todos sus secretos, el juego te va recompensando con nuevas misiones, objetos, conocimientos sobre el mundo, más historias... pero, por suerte, todas estas historias no se hacen en absoluto pesadas como pasa en otros juegos de rol, donde al final ni siquiera lees todo lo que te cuentan porque más que un juego parece una novela.

En definitiva, gracias a Dios que a mi novia le gustan los JDR clásicos y profundos, porque si es por mí seguro que me habría perdido esta maravilla de juego. Si crees en algo en mi criterio, completamente recomendado.

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