miércoles, 17 de septiembre de 2008

La esencia de un juego

Leyendo por los foros me encuentro con las siguientes palabras de Peter Molyneux:

Creo que durante mucho tiempo me equivoqué dándole importancia al número de características de un juego, en lugar de prestarle atención a cómo de bueno era. Tengo una gran analogía para explicarlo, creo que mis juegos pasados son como una cocina, simplemente me equivoqué lanzando ingredientes y más ingredientes y pensando ‘¡oh! Creo que necesito más de esto y de esto, y un poco mas de aquello.’, pero nunca lo probé, y por lo que muchos dicen parece que al final del plato el sabor no era muy bueno.

Ahora me he dado cuenta de que no importa el número de características que introduzcas en un juego, lo que importa es la manera en como trabajan juntas.


Bueno, ya iba siendo hora de que algún desarrollador de juegos (con poder, no los pinchateclas que sólo pueden hacer lo que les dicen) se diera cuenta que los juegos no son simplemente añadir más y más cosas.

Es por eso por lo que yo considero que los videojuegos pueden ser un arte. Es como el cine. En una película puedes meter todo lo que se te ocurra, currártelo para que sea espectacular, pero aun así ser un bodrio. Y a veces, una película sin presupuesto, sin efectos especiales y sin actores conocidos consigue conquistar a la audiencia.

Ahora me gustaría que probáseis un juego. Es... como los antiguos, los primeros, simple como él solo, nunca te llamaría la atención si nadie te lo enseña... pero es tremendamente adictivo. Hoy en día lo llamarían "casual", dicho casi en todo despectivo. Pero curiosamente yo le he dedicado más horas a este que a cualquier Final Fantasy de los (pocos) que he jugado.

El juego



El juego consiste en mover tu pelotita blanca atrapando las verdes, evitando las rojas y tras conseguir juntas unas cuantas verdes dándole a las azules para conseguir los puntos. Y ya está.

No hay guión de 120 páginas. No hay motor 3D. No hay física realista. No hay música 5.1, ni estéreo ni nada. No hay varios escenarios, ni varios personajes, ni jefes de fin de fase. Sólo pelotitas de colores que se mueven. Y ya está.

Pues con algo tan simple, se puede hacer un juego divertido, que apetezca de vez en cuando echarse una partida por el simple placer de ver si se puede superar el record. O picarse con amigos a ver quién consigue más.

¿Cuántas horas tiene este juego? ¿1? ¿10? ¿40? Las que quieras echarle, no las que haya decidido el desarrollador.

Por eso, a veces, es necesario que un desarrollador se pregunte: ¿qué es lo que hace bueno un juego? ¿Para qué están hechos los juegos?

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