domingo, 9 de noviembre de 2008

La tabla no es bella

En nuestro país hay un deporte nacional por excelencia: el fútbol (por cierto, ayer tanto Higuaín como Eto'o marcaron cuatro goles cada uno. Impresionante). Por lo tanto, los juegos de fútbol han triunfado literalmente a lo largo de la historia en España y podríamos decir que en todo el mundo.

Juegos que simulan (o "se basan") en este deporte ha habido cientos, algunos realizados con más o menos acierto, como por ejemplo Dino DIni's Kick Off, Sensible Soccer, los actuales FIFA o Pro Evolution Soccer, el Emilio Butragueño de Topo (que sí, que visto hoy en día es malísimo, pero en su momento no veas cómo molaba)...

Tradicionalmente, los juegos de fútbol eran principalmente arcades. Incluso aunque intentaran ser simuladores, en el fondo eran arcades, pues las máquinas de la época no podía simular muchas cosas en condiciones. No había licencias ni nada de eso, sino que como mucho los equipos tenían todos los mismos colores que el equipo real (y tampoco había demasiada variedad de los mismos. La memoria, como digo, era muy limitada).

Por supuesto, todos los jugadores eran iguales, el nueve del Barça era igual que el del Madrid, el del Atleti, el de la Juve o el del Manchester. Todos tenían la misma habilidad con el balón, todos corrían lo mismo, todos tenían la misma fuerza y ninguno se cansaba nunca.

Sin embargo, muchísimo menos espectaculares y completamente de tapadillo, había juegos en los que no dirigías a los jugadores sino al equipo, no siendo un jugador sino el entrenador o secretario técnico del club. Estos juegos llevan con nosotros muchísimos años, como por ejemplo el Football Manager para Spectrum de la empresa Adictive lanzado en 1982 (sí, podías fichas a Maradona).

Los juegos eran básicos como ellos solos, aunque comparado con la oferta futbolística del momento eran de una complejidad inusitada.

Con los años ambos estilos (los managers y los simuladores/arcades de fútbol) fueron evolucionando, ampliándose y ajustándose cada vez más a la realidad de lo que es el deporte. Algunos juegos intentaron coger lo mejor de ambos mundos y en algunas entregas consiguieron ofrecerlo, como nuestra fabulosa saga PC Fútbol. Sin embargo, otros se mantuvieron completamente fieles a su estilo, siendo un manager de fútbol y limitándose a eso.

Hablo concretamente de la saga Football Manager de Sports Interactive, editada actualmente por SEGA.

En principio, esta saga tiene todo lo que un futbolero pueda desear (salvo lo de jugar directamente los partidos). Tiene licencias de todo, hay montones de ligas, miles y miles de jugadores, todo bien medido, todo bien mesurado. Por partido y equipo, hay cientos y cientos de variables que afectan al resultado final, la gestión económica es compleja, también hay que cuidar la relación con los aficionados y la prensa...

Maravilloso, ¿verdad? Es todo lo que ofrecía el PC Fútbol y encima más y más ampliado. Sin embargo, algo falla. El juego se hace pesado, lento, todo son tablas, estadísticas, más tablas, juegas un partido, otro montón de estadísticas, más tablas...

Y es que el Football Manager, como muchos de los managers actuales a los que he jugado, adolecen de un problema: le quitan la pasión al fútbol y todo lo limitan a simplemente escoger la mejor combinación de estadísticas para ir sacando los partidos adelante.

Desde mi punto de vista, hemos llegado a un punto en que aumentar la complejidad de estos juegos no es bueno. Son tantas y tantas cosas las que hay que hacer que al final acabas delegando en los asistentes, los cuales, como controlan tantas y tantas cosas, o pasan de ti o te fríen a mensajes informativos (lo cual llega a ser hasta peor).

Eso sí, en cada versión mejoran el visionado de los partidos. No es que esto me parezca mal, pero... ¿en estos juegos es realmente importante? De hecho, yo si puedo voy siempre al modo resultado para poder agilizar el juego lo máximo posible.

En fin... que todo esto ha venido para quejarme que las tablas y estadísticas están muy bien, pero un juego que se base sólo en eso es tan frío e impersonal como una guía telefónica...

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